La adicción es la actividad compulsiva y la implicación excesiva en una actividad específica. La actividad puede ser el juego o puede referirse al uso de casi cualquier sustancia, como una droga. Las drogas pueden causar dependencia psicológica o bien dependencia psicológica y física.

La dependencia psicológica se basa en el deseo de continuar tomando una droga por placer o para reducir la tensión y evitar un malestar. Las drogas que producen dependencia psicológica actúan en el cerebro y tienen uno o más de los siguientes efectos:

– Reducir la ansiedad y la tensión.

– Causar alegría, euforia u otros cambios placenteros del humor.

– Provocar impresión de aumento de capacidad mental y física.

– Alterar la percepción.

La dependencia psicológica puede ser muy poderosa y difícil de superar. Es particularmente frecuente con las drogas que alteran el humor (y las sensaciones) y que afectan al sistema nervioso central.

Para los adictos, la actividad relacionada con las drogas llega a ser una parte tan grande de la vida diaria que la adicción interfiere generalmente con la capacidad de trabajar, estudiar o de relacionarse normalmente con la familia y amigos. En la dependencia grave, los pensamientos y las actividades del adicto están dirigidas predominantemente a obtener y tomar la droga. Un adicto puede manipular, mentir y robar para satisfacer su adicción. Los adictos tienen dificultades para abandonar la droga y a menudo vuelven a ella tras períodos de abstinencia.

Algunas drogas causan dependencia física, pero ésta no se acompaña siempre de dependencia psicológica. Con las drogas que causan dependencia física, el cuerpo se adapta a ellas cuando se usan de modo continuado, conduciendo a la tolerancia y a síndrome de abstinencia cuando se deja de consumir. La tolerancia es la necesidad de aumentar progresivamente la dosis de una droga para reproducir el efecto originariamente alcanzado por dosis menores. El síndrome de abstinencia ocurre cuando se deja de tomar la droga o cuando los efectos de ésta son bloqueados por un antagonista. Una persona con síntoma de abstinencia se siente enferma y puede tener muchos síntomas, como dolor de cabeza, diarrea o temblores. La abstinencia puede provocar una enfermedad grave e incluso con riesgo vital.

El abuso de drogas implica más que la acción fisiológica de las drogas. Por ejemplo, las personas con cáncer cuyo dolor se trata con opioides como la morfina durante meses o años, casi nunca se vuelven adictas a narcóticos, aunque pueden desarrollar una dependencia física. Es decir, el abuso de drogas es un concepto definido principalmente por comportamientos disfuncionales y por la desaprobación social. Casi todas las sociedades a lo largo de su historia conocida han autorizado el uso de fármacos psicoactivos, incluso los considerados perjudiciales. Las sustancias que alteran el humor, como el alcohol y las setas alucinógenas desempeñan un papel importante en algunos rituales religiosos. Algunas sociedades aceptan sustancias que otras no permiten. Las sociedades pueden admitir una sustancia y posteriormente rechazarla.

En algunos países, el término médico abuso de sustancias se refiere a la disfunción y a la desadaptación que conlleva el uso de drogas pero no a la dependencia. Habitualmente el abuso de drogas es la experimentación y uso para la propia satisfacción de drogas ilegales, el uso de fármacos legales no prescritos por el médico para aliviar problemas o síntomas y el uso de drogas hasta la dependencia. El uso de drogas ocurre en todos los grupos socioeconómicos y afecta tanto a gente con alto nivel cultural y profesional como a personas con bajo nivel de estudios y sin empleo.

 

Aunque el abuso de drogas tiene efectos poderosos, el humor del adicto y el ambiente donde se toma la droga influyen significativamente en su efecto. Por ejemplo, una persona que se siente triste antes de beber alcohol puede estar más triste a medida que el alcohol hace efecto. La misma persona puede estar alegre cuando bebe con amigos que se alegran bajo los efectos del alcohol. No es posible predecir cuál va a ser el efecto de una droga para cada persona y en cada situación.

Cómo se desarrolla la dependencia a una droga es una cuestión compleja y no aclarada. El proceso está influido por las propiedades químicas de la droga, sus efectos, la personalidad del adicto y otras condiciones predisponentes como la herencia y la presión social. En particular, la progresión desde la experimentación al uso ocasional y luego desde la tolerancia a la dependencia es poco conocida. Las personas con alto riesgo adictivo basado en su historia familiar no han demostrado tener diferencias biológicas o psicológicas en la forma de responder a las drogas, aunque algunos estudios indican que los alcohólicos pueden tener genéticamente una respuesta disminuida a los efectos del alcohol.

Se ha prestado mucha atención a la llamada personalidad adictiva. Los adictos a menudo tienen baja autoestima, son inmaduros, fácilmente frustrables y tienen dificultad para resolver problemas personales y relacionarse con gente del sexo contrario. Los adictos pueden tratar de escapar de la realidad y han sido descritos como temerosos, introvertidos y deprimidos. Algunos tienen una historia de repetidos intentos de suicidio o de autolesiones. A los adictos se les ha descrito como personalidades dependientes, que tratan de encontrar un soporte en sus relaciones y que tienen problemas para cuidar de ellos mismos. Otros muestran rabia manifiesta e inconsciente y una expresión sexual incontrolada; pueden usar las drogas para controlar su comportamiento. Sin embargo, la evidencia sugiere que, en general, estos signos emergen como resultado de una adicción a largo plazo y no son necesariamente el resultado del abuso de drogas.

En ocasiones, los familiares o los amigos pueden comportarse de modo que permiten al adicto continuar abusando de las drogas o del alcohol; estas personas son consideradas codependientes (también llamadas facilitadoras). Los codependientes pueden llamar enfermo al adicto o crear excusas para el comportamiento de la persona. Por ejemplo, un amigo puede decir: “Pedro no tenía intención de atravesar el muro con el puño; estaba simplemente un poco enojado porque el bar no tenía su cerveza favorita”. El codependiente puede suplicar al adicto que deje de tomar drogas o alcohol pero raramente hace algo más para ayudarle a cambiar su conducta.

Un familiar o amigo que se preocupa debería animar al adicto a dejar de tomar drogas y a entrar en un programa de tratamiento. Si el adicto renuncia a buscar ayuda, el familiar o el amigo puede en algún caso amenazarle con dejar de estar en contacto con él. Tal actitud parece hiriente pero puede ser coordinada con la intervención guiada de un profesional. Éste puede ser un método de convencer al adicto de que debe realizar cambios en su comportamiento.

Una mujer adicta embarazada expone a su feto a la droga. A menudo, aquélla es reacia a admitir a médicos y enfermeras que está abusando de las drogas o del alcohol. El feto puede hacerse físicamente dependiente. Poco después del parto, el recién nacido puede experimentar un síndrome de abstinencia grave o incluso mortal, sobre todo si los médicos y enfermeras no han sido informados de la adicción de la madre. Los niños que sobreviven a la abstinencia pueden tener muchos otros problemas.

Finalmente, otra gran preocupación respecto a cualquier droga ilegal es que no siempre es lo que pretende ser. No existe control de calidad con las drogas ilegales y la mala calidad (grandes variaciones en los grados de potencia o incluso adulteración) representa un peligro añadido a su uso.