El ser humano necesita ‘motivos’ para luchar, hacer,, deseos, ilusiones, objetivos, proyectos que den sentido a su vida. A la depresión se llega, y una vez llegados, permanecemos en ella por una apatía, una desgano, una desilusión y falta de sentido en nuestras vidas que se nos hacen rutinarias y las sentimos, absurdas.
Si no nos sentimos motivados a «hacer cosas», y más bien nos abandonamos a no hacer nada a estar inactivos, mientras esperamos que llegue la motivación y las ganas de hacer algo, la rutina y la inactividad se transforma en desesperación en la medida de que nos cansamos de esperar.
La motivación, las nuevas ilusiones, ¿cómo pueden aparecer en nosotros?. El hecho de que estando bien parecen existir espontáneamente nos induce a creer que es algo ‘natural’, algo que -si funcionamos bien- debería estar ahí como el ritmo respiratorio o el pulso del corazón. Pero en cambio esto no es seguro, y cualquier persona normal atraviesa momentos de vacío y desgana provocados por que las etapas acaban, los deseos se realizan, y porque abundan los fracasos.
Forma parte de la posibilidad de rehacerse, trabajar en nuevas direcciones, explorar nuevos caminos, buscar nuevas opciones.
Estas capacidades son esenciales para combatir el cansancio, el olvido, las dudas y la tardanza irritante que producen los obstáculos que van surgiendo.
La depresión se aferra muchas veces al «no tengo fuerzas para continuar»
La persona depresiva a veces siente rencor y resentimiento por alguna cosa que le ha ido mal. En verdad es muy negativa y ve todo con esa perspectiva.
No se trata de que el dolor o la depresión agudas incapaciten totalmente para buscar salidas -porque aun la persona más impedida puede buscar ayuda externa si ve que ella sola no encuentra el camino para salir de tanto dolor y sufrimiento.
Es importante tener la convicción de querer salir adelante y atreverse a buscar nuevos caminos, es un bien para si mismo y para su familia que sufre tanto como a Ud.
La reacción que la experiencia nos dicta frente a las sensaciones de cansancio, debilidad, falta de energías, es descansar hasta volver a encontrarnos repuestos. Claro esta que este principio es válido en la mayoría de las ocasiones ‘normales’ de agotamiento por una causa física (trabajo, ejercicio, número de horas que llevamos activos). Efectivamente, un adecuado descanso repone la tensión muscular, regula el metabolismo corporal y nos permite estar a punto para nuevas demandas.
En el caso en el que la debilidad está provocada por una enfermedad (una gripe, por ejemplo), más que reponer un exceso de cansancio conquistamos una normalidad perdida por un proceso patógeno excepcional.
En el caso de la depresión el estado de ‘debilidad’, atonía muscular, y en ocasiones pronunciado enlentecimiento es más el ‘estado’ de inactividad que fruto de cansancio . Se trata de un estado que la persona puede describir como ‘falta de energía’, y que predispone muy negativamente frente a los esfuerzos físicos tales como levantarse de la cama, ducharse, vestirse, desplazarse, etc. Y sobreviene muchas veces el encierro, las «ganas de estas solos y a oscuras» como si esta posición los aliviara y los protegiera de las agresiones externas, cuando la mayor agresión esta en la depresión por si misma ya que muchas veces esta se torna invalidante.
Otro de los síntomas que se presentan en la Depresión es una postergación de todo lo que deseamos hacer y/o proyectos es «dejar para después» y así todos los días. Otra de las conductas observables en una persona que padece depresión es la irregularidad de sus ritmos circadianos ( son aquellos ritmos de nuestro cuerpo biológico que nos indican cuando dormir, cuando comer, nuestras apetencias sexuales, nuestras necesidades básicas de subsistencia) en la depresión esto se altera notablemente, puede ser con un insomnio exagerado o al contrario dormir mucho, para «escapar» de esta situación, asilarse, no comer o comer en demasía cuando la depresión esta ligada también a un trastorno de ansiedad, un dejarse estar total, abandono de la persona, no limpiarse, no arreglarse, vestirse así no más sin ganas, el mayor problema del deprimido es la falta de ganas. Y muchas veces esto va de la mano con una auto agresión y desvalorización de su persona («yo no valgo nada, hago todo mal, no vale la pena intentarlo ya que no me va a salir bien, nadie me quiere, no me entienden, no me escuchan etc.)
Es muy importante que se pida ayuda a tiempo, la depresión es una enfermedad que va en aumento y con un detrimento de la persona muy grande, es invalidante, desde lo personal hacia lo social,se aíslan y no aceptan fiestas, reuniones, no aceptan ser queridos, porque no se quieren, esto lleva como consecuencia a una gran baja de la autoestima.
Con la ayuda profesional se puede salir del estado depresivo, no se olviden que no solo sufre el paciente sino también su grupo familiar.