“No podía hacer nada sin rituales. Éstos invadieron todos los aspectos de mi vida. El contar realmente me abrumaba. Me lavaba el pelo tres veces en vez de una, porque el número tres era de buena suerte, mientras que el número uno no. Me demoraba más en leer porque me ponía a contar las líneas del párrafo. Al colocar el despertador en la noche, lo ponía de manera tal que la suma de los dígitos no resultara en un número ‘malo’”.

“Vestirme por las mañanas era difícil debido a que tenía una rutina, y si no seguía dicha rutina, me producía ansiedad y tenía que comenzar a vestirme nuevamente. Siempre me preocupaba que si yo no hacía alguna cosa, mis padres iban a morir. Tenía pensamientos terribles acerca de hacer daño a mis padres. Todo eso era completamente irracional, pero tales pensamientos generaban mayor ansiedad y más comportamientos insensatos. Debido al tiempo que perdía en rituales, era incapaz de hacer muchas cosas importantes para mí”.

“Sabía que los rituales no tenían sentido, y me sentía muy avergonzado al respecto, pero no era capaz de sobreponerme hasta que recibí terapia”.

Pensamiento Persistentes y Perturbadores en el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) tienen pensamientos persistentes y perturbadores (obsesiones) y usan los rituales (compulsiones) para controlar la ansiedad producida por estos pensamientos. La mayoría de las veces, los rituales terminan controlando a esas personas.

Por ejemplo, si las personas están obsesionadas con los gérmenes o la suciedad, pueden desarrollar una compulsión de lavarse las manos una y otra vez. Si desarrollan una obsesión con respecto a los intrusos, pueden trancar y volver a trancar las puertas muchas veces antes de irse a dormir. El temor a la vergüenza social puede causar que las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se peinen el cabello compulsivamente frente a un espejo—en ocasiones pueden verse “atrapadas” ante el espejo y no pueden separarse del mismo. No es agradable realizar tales rituales. En el mejor de los casos, produce un alivio temporal de la ansiedad generada por los pensamientos obsesivos.

Otros rituales comunes consisten en la necesidad de revisar cosas repetidamente, tocar objetos (en especial en una secuencia particular), o contar cosas. Algunas obsesiones comunes incluyen el tener pensamientos frecuentes de violencia y de hacer daño a los seres queridos, el pensar persistentemente acerca de realizar actos sexuales que no son del agrado de la persona, o el tener pensamientos que son prohibidos por las creencias religiosas. Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)también pueden preocuparse con el orden y la simetría, tener dificultad para deshacerse de cosas (las acumulan), o guardar artículos innecesarios.

Las personas sanas también tienen rituales, tales como revisar varias veces si la estufa está apagada antes de salir de la casa. La diferencia radica en que las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) realizan sus rituales a pesar de que el hacerlo interfiere con su vida diaria, y de que la repetición les resulta agobiante. Aunque la mayoría de los adultos con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) reconocen que lo que están haciendo no tiene sentido, es posible que algunos adultos y la mayoría de niños no sean conscientes de que su comportamiento está fuera de lo común.

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) afecta a aproximadamente 2.2 millones de adultos estadounidenses y el problema puede estar acompañado por trastornos de la alimentación, otros trastornos de ansiedad, o depresión. Este trastorno afecta aproximadamente en números iguales a hombres y mujeres y usualmente aparece durante la infancia, adolescencia, o a comienzos de la edad adulta. Una tercera parte de los adultos con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) desarrollan síntomas desde la infancia y investigaciones indican que el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) puede ser hereditario.

La evolución de la enfermedad varía bastante. Los síntomas pueden aparecer y desaparecer, disminuir con el tiempo, o empeorar. Si el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) llega a ser severo, éste puede incapacitar a la persona trabajar o llevar a cabo sus responsabilidades normales en casa. Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) quizá intenten ayudarse a sí mismas evitando situaciones que provoquen sus obsesiones o usen alcohol o drogas para calmarse.

Usualmente, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)) responde bien al tratamiento con ciertos medicamentos y/o a la psicoterapia basada en exposición, en la cual la persona enfrenta situaciones que le causan miedo o ansiedad y se vuelve menos sensible a éstas (desensibilizado). El Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH por sus siglas en inglés) está apoyando investigaciones en lo concerniente a nuevos enfoques de tratamientos para personas cuyo trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) no responde bien a las terapias tradicionales. Estos enfoques incluyen tratamientos combinados o agregados y también técnicas modernas tales como estimulación cerebral profunda.