Depresión
Un trastorno depresivo puede afectar todo tu ser, desde la manera como comes y duermes hasta como piensas y sientes acerca de tí mismo/a. Muchas personas hablan de estar «deprimidos», pero la verdadera depresión no es sólo pasar por un bajón de ánimo que desaparecerá mañana con un poco de esfuerzo y voluntad. De hecho, no se puede eliminar con la voluntad y no tiene caso que los amigos te digan «ponte las pilas y sigue adelante con la vida». Un tratamiento adecuado puede ayudar a la gran mayoría de los que sufren de este trastorno. Pero, sin tratamiento, la condición puede durar muchos meses o años.
Síntomas característicos
La forma de padecer depresión varía mucho de persona a persona. Los síntomas tienen que ser suficientemente severos como para interferir con las actividades del diario vivir o del trabajo como para que sean indicadores de depresión mayor. Cuatro o más de los nueve síntomas descritos a continuación y que duren dos semanas o más requieren atención profesional:
Cambio importante del patrón de sueño.
Cambio importante del apetito.
Menor capacidad para sentir placer, por ejemplo, pérdida de interés y de goce de cosas que antes deleitaban.
Sentimientos de minusvalía, de no valer nada, de desesperanza, de desamparo.
Sentimientos inapropiados de culpa.
Problemas con el pensar, con la concentración y con la atención.
Ideas recurrentes de muerte o de suicidio.
Pena y tristeza abrumadora.
Síntomas físicos: fatiga, disminución o pérdida de la libido.
Las personas afectadas también describen los siguientes síntomas:
Ánimo deprimido.
Menor capacidad para tomar decisiones.
Dolores y sufrimientos físicos.
Desaliento.
Falta de motivación.
Aislamiento.
Intranquilidad con pensamientos negativos.
Auto-culpa.
Inconstancia.
Beber alcohol en exceso.
Pensamientos confusos.
Inquietud.
Ansiedad.
Miedos y fobias irracionales.
Otros síntomas.
Algunas personas sufren alucinaciones que pueden ser visuales, auditivas, del gusto, olfativas o táctiles, de cosas que no están allí. O pueden percibir cosas en forma distorsionada. Otros tienen delirios. Creencias que parecen reales para la persona pero que verdaderamente son falsas.
Si la persona también experimenta estados de ánimo anormalmente elevados o ánimo muy alto durante un tiempo, es probable que el diagnóstico sea otro. Debe considerarse la enfermedad bipolar o trastorno maníaco-depresivo.
Ciertos eventos o condiciones predisponen a la depresión:
Soledad.
Duelo.
Problemas matrimoniales o divorcio.
Cesantía o exceso de trabajo.
Jubilación.
Dificultades financieras.
Mudarse de casa.
Haber sido víctima de incesto u otros traumas en la infancia.
Podrás observar que varios de los acontecimientos descritos se relacionan a cambios inevitables de la vida que pueden ser extremadamente estresantes. Aunque el estrés no constituye el cuadro completo, mucho estrés y estrés constante en nuestras vidas nos hace susceptibles a episodios recurrentes de depresión.
¿Quién está en riesgo?
Puede haber depresión a cualquier edad, desde niños hasta personas mucho mayores. Los varones suelen tener sus primeros episodios alrededor de los 50 años de edad. Hoy en día se suele diagnosticar en niños y en personas jóvenes. Los adolescentes también están en riesgo.
Causa o causas
En la actualidad, los investigadores están abocados al estudio de ciertas sustancias químicas del cerebro tales como la norepinefrina y la serotonina. Los investigadores piensan que estas sustancias están involucradas en las causas de la depresión, aunque siguen siendo teorías para las cuales aún no hay pruebas definitivas.
El diagnóstico de la depresión
Debe haber depresión durante por lo menos dos semanas para que pueda ser diagnosticada como tal. Actualmente no existe ninguna prueba diagnóstica para el trastorno, por lo que el médico debe tomar una historia clínica muy detallada para determinar si los síntomas que ha notado la persona o sus familiares durante las dos o más semanas previas son diferentes a lo habitual. El doctor también debe descartar otras condiciones mentales o físicas que podrían ocasionar los mismos síntomas. En general, para diagnosticar depresión debe existir lo siguiente:
Ánimo deprimido, menor interés en la vida, insomnio, fatiga, baja de peso/subir de peso, disminución de la capacidad de concentración.
Para considerar el diagnóstico de depresión, la persona no debe tener síntomas psicóticos.
Evolución de la enfermedad
La depresión puede afectar a una persona en cualquier etapa de su vida desde la adolescencia o juventud hasta edades avanzadas. Puede ser de corta duración o durar meses y años. O puede aparecer en forma episódica en diferentes períodos de la vida. Algunas personas se recuperan totalmente mientras que otras la sufren toda su vida. Los grados de severidad son variables. Cuando la condición se experimenta en forma leve a través de los años, se denomina distimia.
Tratamiento
Existe una serie de medicamentos efectivos para tratar la depresión. Estos fármacos se denominan antidepresivos y se dividen en 4 categorías:
Antidepresivos tricíclicos.
Inhibidores de la monoamina oxidasa (Inhibidores MAO).
Inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina (SSRI’s)
Otros compuestos.
Cuando hay alucinaciones o delirio, se puede prescribir medicamentos antipsicóticos. Ninguno de estos medicamentos constituye una cura para la depresión, pero por lo menos alivian algunos de los síntomas.
La farmacoterapia puede ser aún mejor agregando tratamientos psicosociales tales como la «Terapia de comportamiento cognitivo». La Terapia de comportamiento cognitivo es una terapia que ha demostrado ser efectiva para muchos pacientes con depresión. Este tratamiento se basa en la premisa que se pueden cambiar las ideas que las personas tienen de sí mismas.
Para las personas con depresión severa que no responde a los tratamientos usuales, existe la Terapia electroconvulsiva (TEC), un ciclo de tratamiento controlado, administrado bajo anestesia general. La Terapia electroconvulsiva fue muy vilipendiada por la prensa, debido al modo primitivo en que se administraba. Hoy en día se administra bajo estrictos controles y el paciente está cómodo durante todo el procedimiento.
Ni el psicoanálisis ni la psicoterapia dirigida al discernimiento («insight») han demostrado ser tratamientos efectivos para las personas que padecen de un trastorno depresivo.
Proveer cuidados para una persona con depresión
Cuando un familiar cercano se deprime se altera todo el equilibrio de la vida familiar. Al comienzo es difícil comprender lo que está sucediendo y los familiares andan irritados, enojados y no creen lo que les dice la persona con depresión ni aceptan la forma en que se comporta. Es importante recordar que la persona afectada no puede cambiar los síntomas ni su comportamiento y que él/ella está muy perturbado/a por lo que le está sucediendo. Es vital ofrecer una atención cariñosa al ayudar a una persona deprimida.
Para entender mejor cómo la depresión afecta a tu familiar, debes hacer todo lo que puedas para aprender más sobre esta condición. Esto te ayudará a adaptar tu propio comportamiento para que puedas apoyar a tu familiar. También te servirá para darte cuenta que la persona afectada requiere atención médica/psiquiátrica y que tú debes poner de lado tus frustraciones personales y poder, en vez, dar aliento (aunque no sea bien recibido al comienzo) y ayudar a la persona a no perder las esperanzas. No debes permitir sentirte culpable, debes concentrarte en ayudar a tu familiar a trabajar por su recuperación. Tu preocupación natural debe ser temperada por una consideración hacia la necesidad de privacidad que tu pariente requiere a veces.